Cuando los alemanes, polacos, franceses, italianos, etc., se hacían la vista gorda de lo que pasaba a su alrededor en la II Guerra Mundial, había un dicho famoso que ha perdurado ahora más de 60 años: "Primero vinieron a buscar a los comunistas, y yo no hablé porque no era comunista. Después vinieron por los socialistas y los sindicalistas, y yo no hablé porque no era lo uno ni lo otro. Después vinieron por los judíos, y yo no hablé porque no era judío. Después vinieron por mí, y para ese momento ya no quedaba nadie que pudiera hablar por mi".
Hoy en día, a pesar de los esfuerzos de las comunidades judías del mundo y muchas otras organizaciones que velan por la paz y la coexistencia, esta frase no solo se está perdiendo en lo que respecta a guerras y disturbios al rededor del mundo, si no en el valor que cada uno le da a la vida. Cada vez más nos preocupamos por nosotros mismo primero y luego de los nuestros y no es que esté en completo desacuerdo con esta (llamemosla) "ideología" ya que si uno no está bien, no puede hacer nada por nadie más, pero, y GRAN PERO, lo que veo mal es que esa preocupación se queda en nosotros y los nuestros y los demás qué importan? Pues sí importan, porque si perdemos interés en lo que vale la vida de los demás, eventualmente pueden pasar dos cosas: perdemos interés en nuestra propia vida, o nos quedamos solos.
Podemos intentar hacer la vista gorda a lo que pasa a nuestro alrededor, como yo lo hago cuando me voy a mi mundo de fantasía, pero la verdad es que tarde o temprano la realidad terminará de alcanzarnos y entonces el golpe será más fuerte. Esconderme en mi mundo es algo que ya no hago para evitar abrir los ojos ante un entorno que se desmorona frente a ellos, lo único que puedo hacer es aprender de mis fantasías para aplicarlas a la realidad, y si bien no puedo hacer que el mundo deje de desmoronarse por mi cuenta, al menos haré que su desmoronamiento sea más lento. Y mi filosofía de hoy es: Hoy por mi, mañana por ti, o al revés depende de como lo lean, miren, sientan, etc.